notas sueltas (e incompletas) XLV

el

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De un momento a otro, como en el reflejo a contraluz de algunas vidas paralelas, veo en mi cabeza otras existencias que no me pertenecen. Como si fuera Deja Vú pero es mas bien rebobinar y reproducir las cintas grabadas de una serie de cámaras sobrepuestas en otras habitaciones, o de cuartos de hotel, o departamentos que dan al parque, o balcones al mar, o salitas de estar, o noches de juerga, o de camino a casa regreso al trabajo, o café con leche al son de la marimba, o andar en bicicleta un domingo en la mañana por el centro, o la cerilla que encienden amablemente bajo el matiz en blanco y negro y con los labios rojos como cerezas en almíbar; o tocan a la puerta y «Esta vez no, por favor, que estamos por salir».

Y es que afuera se hace tan buen clima.


 

 

De cuando es temporal de lluvias
y va uno a cuentagotas rasgando la guitarra con la ventana abierta de par en par;
y el pie hace de sube y baja,
y la pieza del inmueble se sumerge bajo la superficie de un trago de agua gris. 

 

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